El siguiente relato habla sobre la magia de la escritura. Es un texto sugerente y un tanto misterioso, ¿te atreves a darle una explicación?
UNA MÁQUINA DE ESCRIBIR SERIA Y RESISTENTE
"El día en que cumplí seis años me regalaron mi primera máquina de escribir. Era una portátil seria y resistente. Me hizo mucha ilusión, aunque ya me la esperaba. Mi familia la compró en este súper donde hay centenares idénticas y nadie sospechó que mi máquina de escribir fuera mágica. Pero a mí, al segundo día de tenerla, ya se me puso la mosca detrás de la oreja. Quería escribir: "Se me ha roto la cremallera de los pantalones azules", que además era verdad; y si dejaba la nota encima de la cama, mi madre lo sabría y me la cambiaría.
Pero no hubo manera. Pulsé la ese, no muy fuerte, lo prometo, y en lugar de la letra apareció un paisaje de burbujas de jabón que se fueron desparramando por el papel sin hacer ruido. Más muerto que vivo, cambié el folio y tiré aquella obra de arte a la basura. No me di por vencido. Pulsé la te, sólo porque es una letra que siempre me ha gustado, y el papel se fue llenando de terrones de azúcar amontonados.
"Puede que las vocales no me den sorpresas", recuerdo que pensé. Pero sí me las dieron ¡Ya lo creo! Pulsé la i, y el fenómeno que se produjo fue más maravilloso aún. Poco a poco, en el papel blanco iba apareciendo un aeropuerto lleno de color y de aviones de todos los modelos y medidas. Observándolos con atención, se podía ver cómo aterrizaban unos y otros despegaban; en silencio, eso sí. Aquella vez ya no tiré el papel. Valía la pena conservarlo y todavía lo tengo. Y también el de cuando pulsé la letra u: una danzarina rusa.
Escribí con bolígrafo la nota para anunciar que se me había roto la cremallera y me fui al colegio un poco preocupado.
A la hora de comer, mi familia me dijo que había ido a casa un técnico del Súper Máximo para cambiar mi máquina por otra del mismo modelo, pero no mágica. Al parecer, había una confusión. El empaquetador se había equivocado de paquete o el repartidor se había confundido de dirección. Da lo mismo.
Desde entonces, cada vez que me encuentro delante de una máquina como la mía, no puedo evitar pulsar, aunque sea disimuladamente, las letras ese, te, u...pero nunca me ha vuelto a pasar nada extraordinario. Sólo aparecen esas letras en el papel y me doy cuenta de que se ríen de mi buena fe"
Mª Dolores Alibes, Superfantasmas un supermercado
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